La evolución de los mercados financieros ha hecho que las ofertas de productos bancarios pululen por todo lado. En la actualidad, casi todos los ciudadanos con un celular pueden usar las llamadas billeteras digitales u opciones virtuales para transferir dinero de un lado a otro, sin necesidad de una cuenta de ahorros y sin tener que hacer largas filas en los bancos.
Sin embargo, esta oferta de servicios bancarios también ha logrado captar la atención de los bandidos, que han inventado todo un entramado criminal para robar y estafar personas por medio de la banca virtual. Call centers falsos, ventas ilegales de cuentas fantasmas de estas plataformas y hasta correos electrónicos con códigos bancarios son las nuevas modalidades de estafa en la ciudad.
La llamada del enemigo desde ‘call-center’ fantasmas
Eran casi las 3 de la tarde del pasado martes 23 de mayo cuando Marta Castro, una bogotana de 57 años, recibió una llamada. Ella estaba saliendo de una reunión en su oficina. Era un número desconocido del que la habían llamado el día anterior en la mañana y dos horas más temprano ese día, pero ella lo había ignorado. La mujer contestó y respondió con un tono seco: “¿Aló? ¿Quién es?”.
Al otro lado de la línea se escuchaba un joven. Su voz no era gruesa y estaba en un lugar que parecía un salón con mucha gente. Era como un call center. Marta lo sabía porque uno de sus familiares trabajaba en uno y alguna vez habló con él por teléfono y se escuchaba similar.
El hombre en el teléfono le dijo: “Buenas tardes, señora Marta, ¿cómo se encuentra el día de hoy?”.
La mujer le contestó: “¿Quién es usted y a quién necesita?”.
Desde el otro lado se escuchó: “Señora Marta, somos de Avance Bogotá Contigo”.
El diálogo continuó así:
–¿De dónde?
–De Bogotá Avance Contigo.
–¿Y eso qué es?
–Señora Marta, nos aparece registrado que usted tiene dos tiquetes aéreos y un hotel por un bono que se ganó.
Al instante, la mujer le colgó. Unos diez minutos después, volvió a recibir otra llamada de un número diferente. “¿Aló?”, contestó. “Buenas tardes, señora Marta, le habla Paula, de Bogotá Avance Contigo, ¿cómo se encuentra el día de hoy?”.
La mujer le respondió: “Mire, señorita, ya me llamaron y yo no caigo en sus trampas”. La otra mujer le comenzó a dar vueltas al asunto y le dijo que lo que había pasado era una confusión: “Alguien se está intentando pasar por nuestra empresa y está llamando a personas para estafarlas. Nosotros no regalamos viajes”, le dijo.
En cuestión de 20 segundos, se había ganado la confianza de Marta. “Señora Marta, recuerde revisar muy bien sus plataformas digitales. No sé si tiene alguna (y le mencionó las más comunes del mercado)”, le dijo la mujer.
En ese instante, ella se puso los audífonos y, sin percatarse, le mencionó cuál tenía. “Si le puedo dar un consejo, revise que su monto esté igual al que tenía, porque uno no sabe, si ya la llamaron es por algo”, señaló la mujer del otro lado de la línea.
Marta abrió la aplicación y vio que estaba bloqueada. “¿Qué le aparece?”, dijo con interés la mujer. Marta le contestó: “Es como si estuviera bloqueada”. “¿Será que le pide algún código?”, le replicó, y le aconsejó: “Ciérrela y vuélvala a abrir”.
Marta, en efecto, hizo eso y al segundo le llegó un código a través de un mensaje de texto a su celular. “Doña Marta, ¿sigue ahí? ¿Qué pasó?”, le preguntó la mujer. Marta le dijo que tenía que poner un código, pero que no entendía. “Si quiere, léame lo que le llegó”.
La bogotana leyó lo que decía el mensaje de texto, incluido el código. En ese momento, la otra mujer le colgó. Había sido el número de aprobación de seguridad. Le robaron lo que tenía guardado en la cuenta.
“Caí sin darme cuenta, sin fijarme en los detalles y dejarme hacer la conversación. Eso le pasa a uno por ser buena gente. Yo siempre estaba prevenida y fallé, empezando por el nombre de la empresa. Ahora que recuerdo, ni existe y la mencionaron mal los dos que llamaron”, le contó Marta a este diario.
Como ella, son 121 personas las que han sido estafadas bajo esta modalidad durante lo que va del año, y si esto se compara con los datos del año pasado, entre enero y el final de mayo, la cifra refleja una reducción de 79 casos.
Según los datos del Sistema Estadístico de la Policía Nacional, tan solo en 2022 el número de estafas cometidas en redes sociales y plataformas digitales fue de 414 víctimas.
Aunque durante 2023 se ha registrado una reducción importante de las denuncias por este delito, los indicadores señalan que esto se podría deber a un subregistro por la falta de denuncias o, por una transformación de las modalidades delictivas, que ahora acuden a métodos más sofisticados.
Los mensajes de urgencia a la madrugada
El lunes 22 de mayo en la madrugada, justo después de haber concluido el Baum Festival, el evento de música electrónica que tuvo lugar en Corferias, dos jóvenes, de 24 y 26 años, habían quedado en escribirse cuando salieran del lugar, por precaución. Eran primos, y cada uno había llegado con su grupo de amigos por aparte a los conciertos.
La mujer de 24 años llegó a la casa a las 5 de la mañana y no encontró a su primo. Pensó que llegaría más tarde. En ese momento, le llegó una notificación de WhatsApp que venía de la cuenta de su primo.
Ella le contestó que ya estaba en la casa. “Yo todavía me demoro, pero ¿me puede hacer un favor?”, le respondieron al instante. Ella le dijo que por supuesto. No notó desconfianza alguna porque en el mensaje usaron el mismo tono con el que se escriben. “Es que me quedé sin plata y no tengo para el taxi, ¿me puede prestar?”.
Entonces, ¿le transfiero?, le respondió la mujer. “No, páseme el código que le debe llegar y listo”. Ella sospechó y contestó que no, que mejor ella controlaba la transferencia. Entonces, le escribieron que le transfiriera 100.000 pesos, “por si las moscas”. Ella aceptó.
En ese instante, su primo llegó a la casa y le contestó que le habían robado el celular en el evento y que ahora ella había sido víctima de una estafa por medio de sus plataformas bancarias digitales.
‘Por si pican el anzuelo’ en enlaces falsos a través de mensajes
Otra de las modalidades que más comparten los usuarios afectados a través de las redes sociales tiene que ver con intentos de estafas y robos con mensajes con información personal que están enmarcados en los logos de varias de las billeteras móviles.
Los delincuentes usan las marcas, los estilos de letra y de mensajes, y hasta los nombres completos o los últimos números de los celulares para hacer creíbles las estafas. En la comunicación alerta de una supuesta suspensión o bloqueo de la cuenta, e informan que la única opción para solucionarlo es haciendo clic en un enlace que está en ese mensaje para ingresar con usuario y clave.
Los ladrones usan bases de datos, en su mayoría robadas, o información pública disponible que las personas dejan en sus cuentas de redes sociales. Con eso envían de forma masiva el mensaje y esperan cuántas de sus víctimas caen. De igual forma sucede con los mensajes de texto cortos.
“Antes de ingresar a cualquier enlace o de abrir algo que le llegue a través de cualquier plataforma de mensajería, revise de forma atenta que los avisos tengan logos actualizados, los mensajes no tengan ningún error ortográfico, los correos electrónicos estén con la respectiva política de uso de datos y no tenga superpuestas letras. Con la mínima sospecha, llame a la entidad bancaria correspondiente. Recuerde que no le pedirán claves ni códigos de seguridad”, explicó un investigador de robos y extorsiones digitales de la Policía Nacional.
El mercado negro en redes sociales
EL TIEMPO investigó cómo los delincuentes estarían accediendo a las cuentas de banca digital de los ciudadanos y logró establecer que hay todo un mercado negro que se mueve a la vista de todos en redes sociales como Facebook o TikTok.
Basta con ingresar a estás redes para darse cuenta de que hay otros delincuentes que se dedican a vender cuentas falsas de estas billeteras virtuales que permiten recibir y enviar mensajes de transacciones y que “simulan” los pantallazos que resultan luego de pasar dinero de un lado a otro.
“Se venden cuentas de (nombres de las billeteras virtuales) “para negocio”. El negocio al que hace referencia la publicación son los robos. Una vez el delincuente adquiere esta cuenta fantasma se dirige a establecimientos de comercio que reciban como método de pago las transacciones digitales, solicita un producto o servicio y finge hacer la transferencia.
Algunos incautos tenderos se conforman con ver solamente la pantalla del dispositivo del delincuente, donde hay una imagen falsa creada por la aplicación que da cuenta de la supuesta transferencia. Así logran robar.
Pero las modalidades delictivas no paran ahí. Este diario recolectó el testimonio de dos tenderos más que dentro de sus establecimientos de comercio aceptan los pagos por transferencia con códigos QR que se generan mediante las billeteras virtuales de los bancos.
“La situación que nosotros identificamos es la siguiente: a uno le dan desde los bancos una tablilla con un código QR para recibir los pagos, entonces los clientes escanean ese código y listo, hacen la transferencia. Como esa tablilla está a la vista de todos, logramos darnos cuenta de que le habían pegado un sticker con otro código QR encima, entonces la gente estaba realizando los pagos no a nuestra cuenta, sino a la de otro que fue el que le pegó el papel encima”, contó uno de los dueños de un restaurante en Ciudad Montes.
fuente: eltiempo.com